Camino de Gracia

 
saulo-de-tarso-sepiaPablo (Saulo de Tarso) escribió:

“Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo a su propósito.

Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que sean hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.

Y a los que predestinó, también los llamó; y a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó.

¿Qué más podemos decir? Que si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar en contra de nosotros.” 

Romanos 8:28-31 

 

 

matthew-henry-sepiaAsí lo analiza Matthew Henry: 

Versículos 28—31. Lo bueno para los santos es lo que hace buena su alma. Toda providencia tiende al bien espiritual de los que aman a Dios: apartándolos del pecado, acercándolos a Dios, quitándolos del mundo y equipándolos para el cielo. Cuando los santos actúan fuera de su carácter, serán corregidos para volverlos a donde deben estar. Aquí está el orden de las causas de nuestra salvación, una cadena de oro que no puede ser rota.

—1. “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo”. Todo eso que Dios concibió como la finalidad de la gloria y felicidad, lo decretó como el camino de la gracia y la santidad. Toda la raza humana merecía la destrucción, pero por razones imperfectamente conocidas para nosotros, Dios determinó recuperar a algunos por la regeneración y el poder de su gracia. El predestinó, o decretó antes, que ellos fueran conformados a la imagen de su Hijo. En esta vida ellos son renovados en parte y andan en sus huellas.

—2. “Y a los que predestinó, a éstos también llamó”. Es un llamamiento eficaz, desde el yo y desde la tierra a Dios y a Cristo y al cielo, como nuestro fin; desde el pecado y la vanidad a la gracia y la santidad como nuestro camino. Este es el llamado del evangelio. El amor de Dios, que reina en los corazones de quienes, una vez fueron Sus enemigos, prueba que ellos fueron llamados conforme a su propósito.

—3. “Y a los que llamó, a éstos también justificó”. Nadie es así justificado, sino los llamados eficazmente. Los que resisten el evangelio, permanecen sujetos a la culpa y la ira.

—4. “Y a los que justificó, a éstos también glorificó”. Siendo roto el poder de la corrupción en el llamamiento eficaz, y eliminada la culpa del pecado en la justificación, nada puede interponerse entre esa alma y la gloria. Esto estimula nuestra fe y esperanza, porque como Dios, su camino, su obra, es perfecta.

—El apóstol habla como alguien asombrado y absorto de admiración, maravillándose por la altura y la profundidad, y el largo y la anchura del amor de Cristo que sobrepasa todo conocimiento. Mientras más sabemos de otras cosas, menos nos maravillamos, pero mientras más profundamente somos guiados en los misterios del evangelio, más afectados somos por ellos. Mientras Dios esté por nosotros, y nosotros seamos mantenidos en su amor, podemos desafiar con santa osadía a todas las potestades de las tinieblas.