COMUNICADO A LOS 16 MESES DE LA TRAGEDIA DE ONCE

Foto: Sabrina Días

Foto: Sabrina Días

Buenas tardes. Esta plaza nos recibe una vez mas, como en septiembre de 2012. En ese momento inauguramos este Paseo de los Árboles, que conmemora a los 52 fallecidos en Once. Dijimos en ese momento que plantábamos vida sobre la muerte, y hoy reafirmamos ese compromiso. Este lugar será siempre adonde la energía de cada uno de los que nos arrancaron se convierta en naturaleza, y vuelva a rodearnos, Pero también, es un sitio muy cercano al lugar adonde hace una semana ocurrió otro desastre ferroviario. A la intención constante de acercarnos a quienes han sufrido con nosotros nuestras pérdidas, ahora sumamos la unión solidaria con quienes, desde el jueves 13, ven su vida destrozada por otra tragedia previsible.

Creímos que la Tragedia de Once había sido un punto de inflexión. Pensamos que todos aprenderíamos de las vidas cercenadas, de los heridos con lesiones físicas y psicológicas prácticamente irrecuperables. Y que todos los argentinos trabajaríamos juntos, sin importar ni el lugar de residencia, ni su rol dentro de la sociedad e impulsaríamos las acciones para que eso no sucediese nunca más.

Pero eso quedó en nosotros, en los que sufrimos, en los usuarios y en los trabajadores. Las esferas de decisión política eligieron otro camino. Cambiaron a los Cirigliano, por los Roggio y Romero, administradores del pésimo servicio en los subterráneos de Buenos Aires. Creyeron que con modificaciones estéticas y cambios de vías iba a alcanzar, y hoy seguimos llorando muertes.

En cada uno de los documentos que escribimos los conceptos se fueron repitiendo,basándonos para redactarlos en lo que íbamos viviendo, sintiendo, y creyendo. Nunca nos dejamos llevar por el odio ni por el resentimiento, a pesar que nos sobraron, y nos sobran, los motivos para sentirlos. Sin embargo, elegimos las palabras que expresaban la convicción de acompañar cada paso dado en búsqueda de justicia con propuestas y con la firme decisión de intentar que nadie más tuviese que atravesar un dolor como el nuestro.

Cada 22 y en cada lugar que se nos dio espacio para hablar, los conceptos fueron los mismos,pidiendo protección para los usuarios y condiciones dignas para los trabajadores, señalando que se estaba dejando de lado la seguridad en función de cuestiones estéticas.

Queremos recordarles algunas de esas frases: en marzo de 2012 decíamos “quienes nos ven y nos escuchan sin reaccionar dense cuenta de una vez que si no se encuentran soluciones, todos podemos ser víctimas. De los peligrosos servicios si somos simples pasajeros, o víctimas de su propia desidia si son quienes deben resolver la crisis en el transporte y no lo hacen”.

En noviembre del mismo año señalábamos “seguimos viajando igual. seguimos arriesgando vidas cada día en cada formación. Los meros anuncios no alcanzan para convertir el tren en el medio seguro que se necesita y las obras de ejecución lenta y demorada no reflejan la urgencia de nuestra necesidad. Todos los días hay incidentes, muestras claras del estado del ramal. Esperan otro 22 F?”

En el histórico acto de febrero en Plaza de Mayo insistíamos en que “desde el Ministerio de Transporte se habló de revolución en el transporte. Las revoluciones no se hacen por cumplir con el deber de funcionarios. Todos conocemos la inseguridad constante a la que estamos expuestos en el transporte ferroviario. Será una revolución cuando llegue el día de poder viajar seguros”.

Citamos estas frases como ejemplos de lo que vinimos diciendo a lo largo de 16 dolorosos meses,apuntalando nuestras convicciones con los requerimientos que nos iban acercando tanto los trabajadores ferroviarios como los usuarios.

Junto a ellos conformamos una unidad de denuncia de lo que íbamos sufriendo y de lo que queríamos evitar.

Pero este gobierno no nos escuchó. No quiso hacerlo. Eligieron hacer lo mismo que antes del maldito 22 de febrero: cerrar los ojos y los oídos, encerrarse en lo que ellos creían y nunca abrirse a escuchar lo que se les decía.

Entonces, optaron por mantener trenes en funcionamiento como los que colisionaron el día 13 de junio: el chapa 19, carcomido por el óxido y la des-inversión o el chapa 1, refaccionado en la empresa de los corruptos hermanos Cirigliano. A los empresarios culpables de la masacre se le sigue llenado los bolsillos pero de seguridad para los usuarios, nada.

Cuando decíamos que nadie muere por viajar en vagones despintados, estábamos avisando que no alcanzaba con los trenes celestes, con los plasmas en las estaciones, con carteles como el de “Once Station”. Pusieron a los talleres en una crisis absoluta, sin las más básicas condiciones de funcionamiento, teniendo hoy a los trabajadores en estado de alerta permanente.

Se intentó muchas veces convencernos de tener una reunión con el Ministro Randazzo para explicarnos las supuestas mejoras. A todas las invitaciones le dijimos que no. Les pedimos que escucharan lo que decíamos públicamente, que allí estaba nuestra postura, que entre cuatro paredes no teníamos nada que hablar.

Randazzo, Ramos, Baridó,y otros funcionarios no supieron escuchar. Armaron una comisión supervisora dándole lugar a hombres del ministro De Vido y sumando al Ministro y Vice-ministro de Economía. Un autocontrol de gestión ridículo. Tristemente todos menos ellos sabíamos que esto se iba a repetir, porque en vez de invertir en seguridad en los vagones,decidieron invertir en estética. Y se equivocaron. Señores: ni la pintura ni los asientos nuevos, salvan vidas.

En las últimas semanas las invitaciones incluyeron promesas de ayuda a condición de concurrir a sus despachos, en una muestra de lo miserables que pueden ser. Y les volvimos a decir que no, porque nuestra voluntad de lucha y de denuncia no se compra. Y la ayuda nos debe ser brindada a cada uno de nosotros sin ninguna distinción y no intentar negociarla.

La seguridad no se ve, se siente. Debe ser real, aunque no se pueda fotografiar. Es esencial, y ustedes miraron para otro lado.

Queremos ser absolutamente claros respecto de las investigaciones sobre lo sucedido hace nueve días a metros de aquí: seremos respetuosos de lo que dictaminen las pericias, siempre que estas sean profundas,claras, serias, y realizadas por un cuerpo de peritos independiente que pueda determinar fehacientemente lo que pasó. Y después, que la causa judicial avance.

Bajo ningún concepto vamos a aceptar la condena social de trabajadores antes de conocer los reales motivos de lo acontecido. Consideramos que a iguales condiciones e igual hecho penal, se impone igual consecuencia. Si se hace una investigación adecuada los resultados no pueden ser muy lejanos a los que se esta arribando en la investigación por la Tragedia de Once.

Y con la misma claridad decimos que los tres inocentes que encontraron la muerte el día 13 no son víctimas de una falla en los frenos o un error de manejo. Son víctimas de un sistema que deja a los usuarios sin la mínima seguridad.

Ellos no murieron porque el tren no frenó: murieron entre los hierros retorcidos por estar en vagones que se montaron unos sobre otros. Murieron porque los trenes no poseen las normas básicas de seguridad que mantengan a salvo a quienes viajan si sucede una falla humano, o una deficiencia técnica grave. El sistema tiene que estar estructuralmente diseñado para absorberlos. Y no lo está, y la realidad así lo indica.

La tragedia de Castelar repite la estructura que llevó a la de Once: vagones sin seguridad, un sistema de señales centenario y prácticamente inutilizable y sobre todo, el autismo político que impide escuchar a quienes sufren un servicio paupérrimo en todos los viajes.

En las reacciones mediáticas del oficialismo encontramos otra similitud con la tragedia de Once. Otra vez intentaron quitarse de encima sus responsabilidades, y, como aquella vez, con una catarata de frases hirientes e irrespetuosas con el dolor ajeno.

Señora Presidenta: una vez más, hubiésemos esperado otra reacción de su parte. Es muy doloroso escucharla decir que lo sucedido, la muerte de tres inocentes y las heridas sufridas por más de un centenar de personas le producen “un poco de bronca e impotencia”. A la ciudadanía,muertes tan absurdas le generan toda la indignación posible y todo el dolor que puede soportar un corazón. No solo un poco. Y lo vivido el jueves 13 no es “una paradoja de la vida” que se enfrenta a buenas noticias.

Es otra tragedia anunciada, la segunda en 16 meses, y somos nosotros quienes, en la que usted denomina la “década ganada”, tenemos 55 vidas de inocentes perdidas.

Tuvimos que escuchar a otras personas a quienes su postura política les nubla la razón:hubo quien acusó a dirigentes opositores y a representantes gremiales de haber hecho un sabotaje y generado la tragedia de Castelar, con un grado de paranoia política absolutamente repudiable. Todos sabemos de quien hablamos. Su apellido es indigno de estar en nuestras bocas. Y en la cumbre del absurdo, el ministro de Transporte dijo “no nos pidan que hagamos en un año lo que no se hizo en cincuenta”. Contador Randazzo: recuerde que integra un proyecto que hace diez años que está en el poder y que tuvo todo a su favor para mejorar este servicio. No un año, sino diez y no quiso hacerlo.

Y diciendo una frase así, está asumiendo que durante los nueve años anteriores a su gestión como Ministro de Transporte este gobierno no hizo nada para cuidar la vida de los usuarios, tal cual lo señalamos nosotros. Entonces,aceptará usted la culpabilidad de los 5 ex-funcionarios, compañeros suyos de gestión, procesados por la masacre de Once.

Otra de sus frases fue “se dice cualquier cosa, que hay desinterés del gobierno en materia ferroviaria”.

Lo que hubo, ministro, fue un emparche que claramente no estuvo, ni está a la altura de la crisis que viven las líneas ferroviarias del trazado interurbano. En ellos se mueven más de medio millón de personas por semana en cada ramal.

Todos esperamos que entienda que sus prioridades políticas distan mucho de las de la gente. Si no fuese así, en lugar de reestatizar el Tren de la Costa, habría reestatizado la empresa Emfer, sacándola de las garras de los Cirigliano, garantizando cada uno de los 450 puestos de trabajo y tomando la responsabilidad de poner los trenes en condiciones reales de seguridad.

Señaló también que «es necesario un cambio cultural si queremos tener un servicio que el pasajero se merece». El cambio que todos necesitamos no es cultural, sino un cambio de mentalidad política: trabajar un nuevo sistema ferroviario como una política de Estado, que exceda la coyuntura de quién gobierne los destinos del país.

Pero nuestro pedido no es solo al oficialismo. El resto de las fuerzas políticas no estuvo a la altura de lo que las circunstancias exigían ni antes, ni después de febrero de 2012. Con acompañarnos desde el discurso no alcanza. No hicieron nada cuando el oficialismo cajoneó nuestro pedido de Comisión Bicameral para el control de las obras, tampoco cuando desoyó la sugerencia de la Justicia para una ayuda integral a las víctimas. Con la solidaridad no basta, con las palabras no hacemos nada. Con presentar proyectos con destino de fracaso tampoco. La gente necesita acciones de una oposición que lleve al Gobierno a tratar lo que la ciudadanía pide a gritos, si no terminan en un círculo vicioso, en una batalla verbal sin ningún resultado. Y decimos esto sin resentimiento, ni con el afán de agredir a nadie. Lo hacemos con la misma franqueza con que hemos hablado cara a cara.

Y lo hacemos porque la política nacional esta en deuda con nosotros, sin distinción ni de apellidos ni de partidos. No tenemos una sola respuesta integral a todas las necesidades que se generaron desde hace 16 meses. Queremos que los intereses ciudadanos estén representados siempre donde las víctimas nos veamos contenidos, y esa es una deuda de cada uno de los representantes del pueblo, se llame como se llame. Ojalá las víctimas de este junio obtengan prontamente lo que nosotros seguimos esperando.

Junto a la necesidad de que esto no volviese a suceder y a la búsqueda de ayuda, seguimos transitando el camino de la justicia. En él hemos logrado un gran triunfo en las últimas semanas al ver a Mario Cirigliano entre los procesados nuevamente. Ahora, junto a su hermano y a los demás procesados deberá enfrentar el juicio oral. Esto, junto al fallo de la Corte Suprema que rechaza la intención de injerencia partidaria en el Consejo de la Magistratura, órgano que promueve y remueve jueces, son signos que renuevan nuestra confianza en la independencia de los magistrados.

Todos necesitamos una justicia menos corporativa, más rápida, más transparente y más democrática. No hay duda de ello. Pero señalamos que deberá ser producto de un debate profundo y de una gran construcción colectiva,nunca de una ley impuesta entre gallos y medianoches.

Asimismo, deseamos que prontamente el Tribunal Oral Federal 2 ponga fecha de comienzo a las audiencias del juicio. Esperamos que el contexto electoral no intente condicionar sus pasos ni sus tiempos, y renovamos nuestro apoyo a los integrantes del jurado para que en este semestre podamos ver a los procesados en el banquillo de los acusados.

Con las mismas convicciones de siempre hemos estado acá, con la misma franqueza y los mismos objetivos. Un día Juan, papá de Leonel, trajo a nuestro grupo una frase que desde ese día es de todos y nos representa de manera concreta: la cara visible de la corrupción es la muerte y su cómplice es el silencio. Por eso no vamos a callarnos, y caminaremos siempre con la esperanza de que alguna vez, los poderes se dignen a escucharnos, para que ni la desidia, ni el autismo sigan destrozando vidas.

JUSTICIA POR LOS MUERTOS Y HERIDOS DE ONCE.

JUSTICIA POR LOS MUERTOS Y HERIDOS DE CASTELAR.

JU5T2CIAAAA!!!!